27 diciembre 2005
¿Sabes realmente lo que quieres?
Despiertas en la mañana y te propones levantarte. Pregúntate si realmente deseas hacerlo, y sé honesto al respecto. Tomas un baño: ¿es realmente porque quieres, o te escabullirías si pudieras? Tomas desayuno: ¿es el desayuno que prefieres, o simplemente aquel determinado por la sociedad? ¿Deseas, de hecho, comértelo? Vas a tu oficina o, siendo mujer, vas a hacer las tareas domésticas o sociales del día: ¿era eso lo que querías hacer? ¿Podrías, por tu propia libre elección, estar donde quieres estar y hacer lo que haces? Asumiendo que, por ahora, aceptas la situación general, ¿estás específicamente haciendo lo que quieres? ¿Hablas como te place a ti , o como le place a los otros? ¿Ellos te gustan realmente o sólo pretendes que te gustan?
Recuerda que no se trata de actuar por gustos o disgustos, sino sólo descubrir cuáles son realmente. Durante el día, cada momento te ofrece una nueva oportunidad de autocuestionamiento: ¿Realmente quiero hacer esto, o no? En el ocio vespertino, ¿qué te gustaría hacer realmente? ¿Qué te entretiene de verdad: el teatro, el cine, conversar, leer, la música, los juegos, y exactamente cuáles? No se puede repetir demasiado que hacer lo que a uno le gusta vendrá más adelante. De hecho, ocurrirá por sí mismo. Lo más importante es saber qué quieres.
El método aquí sugerido puede parecer trivial a aquellos acostumbrados a la extravagancia de la «Iiteratura revolucionaria» ; pero intentamos decir que una semana de esta práctica convencerá a cada cual de su mágica eficacia.
A. R. Orage.Traducido y extractado por Patricia Zárraga de"Psychological Exercises & Essays"Samuel Weiser Inc.
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