- Comparaciones de nosotros mismos con los demás.
- "La gran golosina mental".La costumbre de la mente de tener recompensas afectivas, somos adictos desde que somos unos críos a tener este tipo de recompensas,
- Proyectar resultados antes de tiempo.
1- Comparaciones de nosotros mismos con los demás.
Quién de nosotros no ha pensado alguna vez, por ejemplo, si fuera más guapa sería más feliz. Este es un mecanismo de conducta muy típico en esta sociedad tan visual. Simplemente con este pensamiento estamos creando un rechazo interno de nosotros mismos con el exterior. A nuestras células del cuerpo le estamos enviando un estímulo negativo de rechazo, en el que nos podemos sentir como en una isla apartados del mundo. El cuerpo y la mente lo asimila, lo archiva con lo que pasado un tiempo podríamos tener hasta cáncer y grandes depresiones. En el momento que interpretamos el mundo exterior, es decir desde que vemos algo hasta que el estímulo es llevado a nuestro cerebro, tenemos un proceso de verificación. Con el que englobamos elementos del pasado, entorno, cultura. Este es el momento en el que interviene este mecanismo de comparación. Si tenemos la costumbre mental de realizar esta comparación ten cuidado, pero mucho cuidado, porque nunca tendrías esa satisfacción, porque siempre habrá alguien más guapa o guapo. Observa a tu mente, edúcala desde un punto de no comparación, valórate porque existes, porque eres una persona única e irrepetible y así de especial.
2-La costumbre de la mente de tener recompensas afectivas. "La gran golosina"
Esperamos esa gran palmadita de ánimo, ¡qué bien lo has hecho! ¡qué estupendo trabajo!Desde luego que es muy reconfortante, pero ¿a quién le amarga un dulce? El gran problema ocurre cuando la mente se acostumbra a este estímulo. La gran golosina, como el chocolate, que también es adictivo. Es entonces cuando buscamos de nuevo ese estímulo, ese ánimo exterior. Seguiríamos un ciclo de recompensa afectiva.
Para terminar con este ciclo, es aquí donde tenemos que reeducar a la mente. Aprender a reconfortarnos a nosotros mismos desde la base de que tenemos lo que nos hace falta para vivir, somos estupendos, o ¿todavía no lo ves? Si no lo ves no te preocupes, estás en el camino, paso a paso se puede conseguir. No te desanimes ni esperes a que otra persona te descubra, ni a que yo te lo descubra ;-D.
3- Proyectar resultados antes de tiempo.
Esta proyección es la que nos impide muchas veces conseguir lo que queremos. La mente con sus archivos antiguos nos trae como una secretario/a las carpetas visuales, nos las pone delante cuando evaluamos las alternativas para tomar una decisión. Pero si lo que tenemos guardado en la memoria no es nada grato, automáticamente descartamos la opción de intentarlo. Es un medio de seguridad, un proceso interno que por un lado no deja de ser útil. Cuando nos caemos, la mente lo archiva y nos avisa la próxima vez, para que no vuela a ocurrir. Desde luego que no está mal. Pero debemos tener el evaluador-observador, tratando de que elementos del pasado no nos impidan dar pasos al cambio. De esto hay diariamente miles de ejemplos en las relaciones afectivas ya estamos creando muchas proyecciones de este tipo dando por hecho tanto nuestra conducta como la de la otra persona, o cuando tenemos un entrevista de trabajo, cuando hablamos con una persona desconocida, y más...
Así que observar a la mente, ver los procesos internos, sus mecanismos nos conducen a un auto-conocimiento mayor y a una mejor autoestima.
Escrito: Mercedes R.M. (Adamea), 28 de marzo 2006